“¡Ábranla piojos que ái' les va el peine!”

“El cerebro, un mar; la cabeza, un cubo.”

“La poesía huye, a veces, de los libros para anidar extra-muros, en la calle, en el silencio, en los sueños, en la piel, en los escombros, incluso en la basura. Donde no suele cobijarse nunca es en el verbo de los subsecretarios, de los comerciantes o de los figurines de televisión.” (j. Sabina)

La memoria vestida con muchos disfraces está innumerables veces en capacidad de cobijarnos a todos, o a casi todos, (al menos todos nosotros sabemos que transitamos y transmitimos constantemente ese camino) pero siempre están también los precipitados al olvido, a los que no quieren recordar, los que no se preocupan tanto por ser recordados como por sobrevivir, los que al parecer no hacen parte de nosotros, los fugados, los translucidos, los locos… los que se fumaron y comieron sus recuerdos en la calle.

…los desarraigados, los arrancados del suelo, son tan iguales y tan diferentes como lo podemos ser tu y yo, ni son todos lo mismo, ni están ahí por las mismas razones, algunas veces ni eso interesa…

Algunos mantienen un leve e inocente recuerdo de lo que pudo ser su vida bajo otras circunstancias, otros solo viven su burbuja de tiempo presente, pero eso si, todos son hábiles conocedores de un espacio abierto, casi tan extenso como espacio absoluto, aun así conocen bien sus limites, los de su espacio y los que surgen frente a las relaciones con los demás (mas conflictos que limites).

… espacio poético que se le sale de las manos al mundo…

…en proceso, continúa…